Sus inicios:
Los primeros pasos fueron dados por un americano, Benjamín Franklin (1706-1790), descubridor del pararrayos en 1752, y autor de una nueva teoría, la del fluido único, que en exceso o en defecto de su valor normal en los cuerpos, producía los efectos eléctricos.
Poco tiempo después:
En buena lógica newtoniana, faltaba determinar con precisión la fuerza con que se atraían las diferentes cargas. A ello se dedica, entre otras cosas, el francés Charles Augustin Coulomb (1736-1806) quien establece la ley que lleva su nombre. La ley de atracción y repulsión entre cargas permitió aplicar inmediatamente a la electricidad los potentes medios que el análisis matemático había desarrollado para la mecánica.
Hace unos años:
Fiel al espíritu de la Ilustración, la electricidad comenzó pronto a ser utilizada de modo práctico. Sin embargo, la verdadera utilización práctica de la electricidad no fue posible hasta el descubrimiento de la corriente eléctrica y como producirla. En este campo destaca Alessandro Volta (1745-1827), inventor de la pila eléctrica.
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